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Camino de la estructura del cambio si no les da empleos en el Gobierno a sus líderes y miembros de las bases

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Por: Esteban Cabrera

Acabo de regresar de República Dominicana, aunque estaba en un vieja de carácter familiar, el instinto me llevó a realizar algunas mediciones a lo micro, que en realidad pueden reflejar lo que está pasando en la macropolítica: Por un lado, aparece el sólido liderazgo del presidente Abinader que tiene alcances incluso, extrapartidario. Hasta el momento, Luis Abinader,  se ha consolidado como el mejor presidente de la historia dominicana, exceptuando al expresidente Juan Bosch en sus efímeros seis meses de gobierno.

Sin embargo, Luis Abinader tiene inexplicablemente su mayor hándicap político en su propio partido, el PRM, que no ha sabido aprovechar el liderazgo del presidente, quien ha conectado con todos los sectores de la vida política, empresarial y social del pueblo dominicano,  para fortalecer sus bases, para crecer aprovechando la fuerza que le da el poder para ayudar a los perremeístas de a pie, de esos que no tienen con qué comer en sus casas y que sufren el día a día viendo como los miembros de la cúpula de ese partido se desenvuelven en un verdadero bacanal de escándalos de élite, de espaldas a ellos, sin contestarles teléfonos, subiéndoles los vidrios y mostrándose indolentes.

Esa desconexión partido-gobierno, el PRM la pagará a un precio del que ya no le quedará ni el menudo para devolver, si no cambian esa actitud de arrogancia e insensibilidad urgentemente. El tiempo se le hace corto y nunca habrá “un día después de mañana” para ustedes.

De acuerdo a lo que pude apreciar yo mismo, el PLD no será el partido de oposición que competirá con el PRM. No, el partido de gobierno se enfrentará al Dr. Leonel Fernández y la Fuerza del Pueblo (FP). Esto representa una singularidad política muy rara y controversial. Digo esto porque aunque nunca fue públicamente oficial, el PRM ganó con los votos de los peledeístas que controla Fernández, tras ese arreglo de macos y cacatas previo a las elecciones del 2020 que permitió echar del palacio a Danilo Medina, su séquito de endiosados en el poder y los escombros que quedaron de lo que fue el PLD.

Parece que el PRM no ha entendido esto, parece que los líderes o cúpula de ese partido se han emborrachado del néctar del poder, parece que no se han percatado de que las próximas elecciones del 2024 todos los votos de los peledeístas de Leonel no vienen a su favor, si no en su contra. Esto podría significar que mantener a todos los peledeístas en los puestos del gobierno para honrar un acuerdo preelectoral, ya no es aplicable en el contexto del nuevo esquema y espectro político, sobre todo, ahora que el PLD está exhalando los últimos suspiros de un moribundo que lucha sin éxito alguno de escapar de las garras y el secuestro del Danilismo, que lo lleva como una mula loca, coja y además ciega a un garantizado abismo político.

El techo electoral del PRM ante la ausencia del apoyo de Leonel Fernández ha llegado a su fin. Pero esta gente no se entera, mantienen en los cargos públicos a los peledeístas de Fernández a expensa del abandono de sus propias bases, cuyos miembros agonizan ante la impotencia de no tener ni siquiera pan para llevar a sus hijos.

La última parada del tren del PRM es empoderar a sus líderes, dirigentes medios en los barrios, ir tras el auxilio de sus bases, ponerlos a trabajar y a buscar los votos que permitan que ese partido empiece a crecer abrasado con la sociedad, conectarlo al extraordinario trabajo del presidente Abinader con el partido y la sociedad. De lo contrario, prepárense para su segura salida de solo cuatro años en el poder y entregarle la silla a Leonel Fernández y su Fuerza del Pueblo, confirmando así el estigma social que se atribuye a los PRD-PRM que solo son buenos en la oposición.  Se lo dejo de tarea.

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