
Por: Orlando Gil
La Junta Central Electoral convocó a los presidentes de los partidos a una reunión que se suponía importante y que posiblemente hayan pedido.
Unos fueron, otros se excusaron y los demás mandaron al primero que se les ocurrió. La falta de respeto se ve de lejos y ese desplante debiera explicarse o ser objeto de preocupación.
Lo menos que podría pensarse es que “esa gente no quiere elecciones”, pues la fecha en sí no es problema, pero si algunos asuntos que de marginales podrían constituirse en claves.
Como el voto en el exterior.
No es que la cita fracasara, pero faltaron los promotores de discordia, y se sospecha que, si no fueron, algo tienen entre manos. El coronavirus político es grave por asintomático. Los afectados no tosen, pero estornudan. Las elecciones de julio necesitan como los vacacionistas de Semana Santa un carreteo para que lleguen sanas y salvas al final. Está la Comisión, pero la comisión nunca acreditará como el consenso de los partidos.
La inteligencia política debiera superar la electoral, y sobre todo se supone que los partidos aceptarán con gusto su propio remedio.
El voto o la falta de voto en el exterior es una situación compleja, diversa, y aunque la carga corresponde a la Junta, las dificultades escapan a su control. La diáspora saldrá a buscar responsables, los políticos harán como Pilatos, y aun cuando no encuentren culpas en el organismo, se lavarán las manos.
Los pronunciamientos que llegan de allende los mares revelan un ánimo incontenible, pero sobre todo de incomprensión. Los candidatos que llevan meses en su afán, y gastado inmensidad de recursos, quieren sufragio a toda costa, pues por demás se sienten ganadores.
Aunque las fórmulas que proponen no sean las más adecuadas, ya que el dominicano que se dedica a la política recela de todo, y con tantos fantasmas rondándole la cabeza, difícilmente acepte modalidades extrañas. Así, como el dominicano no es suizo, tampoco inglés o norteamericano. Votar por correo o por Internet sería convertir el voto en el exterior en algo escatológico.