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Estrés por la pandemia

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Por: Diego Hurtado Brugal

Los nuevos conocimientos de integración del sistema psiconeuroinmunoendocrinología han permitido establecer , con mayor claridad y rigor científico, el comportamiento del aparato psíquico, en lo que a la participación de hormonas se refiere; hoy en día se sabe que las hormonas actúan de manera trascendental en los distintos fenómenos neuropsicológicos, que condicionan la conducta humana.

El aparato psíquico regula su funcionamiento a través de mensajeros (hormonas-neurohormonas, neurotransmisores e interleuquinas).

Hago esta introducción para que el lector se ilustre de los cambios en su conducta de vida ocasionados por una pandemia, que ha azotado el mundo, por un virus (SARS-CoV-2), llamado COVID-19, y que ha cambiado en toda la totalidad, el estado y el comportamiento del ser humano. Esta pandemia, que genera una agresión, tanto en el estado físico, psíquico, inmunológico y hormonal. ¿Qué es el estrés? La palabra estrés se ha tomado de la ingeniería, donde se hace referencia a las fuerzas físicas de las estructuras mecánicas.

Este término, introducido en medicina, por el eminente fisiólogo Walter Cannon, trata de definir aquellas situaciones en las cuales el organismo se ve sujeto a un estímulo estresor, que produce reacciones perjudiciales por el mismo. El organismo responde a esta situación con lo que Hans Seyle, en el año 1963, describió como el “Síndrome General de Adaptación”. El estrés se presenta en dos condiciones: agudo, cuando el agresor es de poco tiempo; y crónico, cuando es en largo tiempo.

En este momento, estamos viviendo un estrés crónico, presentando este síndrome, con repercusiones individuales, o sea, que el mismo estímulo actúa en la misma forma en todos los individuos, pero la respuesta es individual en cada caso.

Estas respuestas son eminentemente nocivas para el organismo, cuando el agente causal se desconoce, como en el caso que tenemos de un virus, que no es perceptible en el momento de hoy, por el conocimiento lógico y sus repercusiones, que son letales por sí mismas.

Este estrés conlleva a la aparición de enfermedades, de origen genético, pero que actúan como gatillo disparador, (hipertensión arterial sistémica y diabetes mellitus, tipo 2). También, desestabiliza las enfermedades preestablecidas, como son la misma hipertensión arterial y la diabetes mellitus. Pueden presentarse trastornos gastrointestinales (úlcera y alteración del aparato respiratorio), provocando todo tipo de complicaciones.

Los factores estresantes son aquellos estímulos, que alteran el sistema nervioso central (Sistema neurovegetativo). Este aparato interpreta como nocivos y agresivos para el organismo, respondiendo, con una actitud, llamada por Cannon, “de lucha o huida”, y son de tres tipos: 1. Interno, (hipoglucemia (bajón de azúcar), hemorragias, deshidratación e infecciones); 2. Externo (frio, calor, agresión); 3. Agresiones psicológicas (miedo, rabia, ansiedad, sorpresa), o la combinación de todas ellas.

En esta condición de pandemia, solamente nos queda la condición de lucha, ya que la huida no es posible, porque el agresor se encuentra en todo el globo terráqueo. Tenemos que aunar esfuerzos, como sociedad, para enfrentar, con toda responsabilidad y sacrificio, para combatir esta pandemia.

En conclusión, en el caso de la pandemia, el agente agresor no se percibe, porque no se ve, no se oye, no se palpa, etc…; a lo que conlleva a un mayor estrés, condicionando un pánico generalizado, pero con una respuesta individual, y dependerá de la personalidad y el carácter. Así como la condición social y educativa.

Hay otros grupos de individuos, que el mismo miedo lo lleva negar el agente agresor; unos por ignorancia, y a otros como un mecanismo de defensa.

El autor es médico endocrinólogo.

 

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