Por: Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio
Ante este tema y este título digamos escuetamente esta frase: “Frente al mal ejemplo de algunos sacerdotes, de políticos, de comunicadores, de empresarios, de hombres embarcados en la vida pública y de hombres y mujeres embarcados en la vida cotidiana, no importando de donde venga el mal ejemplo, hemos de recordar las enseñanzas de Jesús: “Hagan lo que dicen, pero no lo que hacen”.
Es muy importante que no tomemos como modelo a los que nos dan mal ejemplo, no importa en qué lugar estén y tampoco tratemos de justificar nuestras propias conductas con el mal ejemplo de los demás. Si estos que salen en las primeras planas de los periódicos dan esos malos ejemplos, por qué yo no lo puedo hacer. El mal ejemplo es válido para todos. El padre de familia, a él también hay que decirle junto a sus hijos: hagan lo que los padres dicen, pero no hagan lo malo que ellos hacen. Por ejemplo, así mismo, el mal ejemplo hace mucho daño, pero las palabras, las verdades, siguen siendo verdades aunque haya malos ejemplos.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.