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Legitimar el voto electrónico

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Por: Aneudy Ramírez

«Dentro de los ‘programas fuente’ puede incluirse un software secreto, lo cual llevó a las autoridades alemanas a dejar de utilizarlos» Bill Gates
En estos días he reflexionado mucho sobre la convulsión política que ha traído la celebración de las primarias este 06 de octubre, el estrés preelectoral que genera, las ansiedades y pasiones que se derivan y la incertidumbre que provoca la transparencia del proceso.
Como dicen por ahí “el horno no está para galletitas” porque dependiendo de la diafanidad de este proceso, de la sobriedad con que la Junta Central Electoral actúe y su imparcialidad como órgano rector, sabremos que tan preparados estamos para vencer los obstáculos que en el pasado fueron causas de reclamos y movilizaciones de diferentes actores sociales y políticos.

Este proceso preelectoral se ha convertido en el mayor y más importante foco de atención de nuestra sociedad logrando involucrar a más de 7 millones de electores que con su voto decidirán quién o quienes serán nuestros gobernantes a partir del año 2020. Y digo esto porque dependiendo de quien resulte ganador en este proceso, mayoría de electores, será el próximo presidente de la República Dominicana.
Por lo tanto, corresponde un control mayor de las disposiciones que la misma junta pretenda llevar a cabo. En este proceso se han violentando normas y leyes que el mismo órgano rector ha lucido parcializado, mostrando, de forma beligerante, un apoyo a las inconductas de algunos actores que participan en este proceso.

No es un secreto para nadie en este país que siempre hay recursos que son utilizado para adulterar los procesos institucionales y desviarlo de su cause. Tampoco es un secreto que en todo proceso electoral los poderes fácticos incidan al traste de los resultados del proceso.
La población dominicana luce incrédula ante este proceso que se avecina, incluso, consideran tener poca confianza en la institución que supervisará dicho proceso.

Ahora que el voto será automatizado, es decir, un voto electrónico, donde la misma junta central electoral mostró una gran preocupación pese a los esfuerzo por instruir a una población neófita en materia tecnológica, se hace necesario que de manera paralela, los resultados electrónicos puedan validarse con las boletas físicas.

¿A quien no le gustaría que en cualquier proceso de elección se respetara la voluntad de un elector confirmando su votación?
La única manera de crear y generar confianza en este proceso es respetando la automátizacion y posterior verificación de cada voto. No es posible excluir de este proceso una verificación manual por las altas probabilidades de un fallo sistematizado del propio proceso.

El dueño de Microsoft y el hombre más rico del planeta tierra, Bill Gate, recientemente mostró su preocupación con respeto a la confiabilidad del cien por ciento del voto electrónico y sugirió que “los sistemas electrónicos electorales deben cumplir cuatro condiciones, a saber: 1. Un solo voto por persona. 2. Soportar auditorías integrales tanto de los procesos manuales como de los electrónicos. 3. El voto debe ser confidencial. 4. El sistema debe estar protegido contra los fraudes y los ataques de los intrusos.”

Esto demuestra que el mayor influencer informático del mundo recomienda una auditoría posterior al proceso electoral de cada voto para proteger la voluntad del elector.

¿Quien sería el mayor beneficiario de la verificación del escrutinio luego de procesarlo de manera sistematizada? Lógicamente que todo aquel que participa del proceso con su oferta electoral. Cada candidato es el mayor beneficiario de que al concluir con este proceso, el mismo órgano rector legitime cada voto depositado en las urnas.

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