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Quien recurrió al pataleo en la pugna electoral, fue el ventorrillo oficial asediado por Pompeo

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Por: Juan de los Palotes

El ungido fariseo y su Penco candidato, Belarminio boca e’ pato, las comemierdas de Hoy Mismo, la Venus del Patriotismo y el enano pelagato.

El marido de Candita, ni inventando vaina rara pudo meter la cuchara con esta Junta maldita.

No cogieron ni colita los candidatos del Penco, ni aun haciendo uso mostrenco de los fondos del Estado, ni esta trulla de avezados, ni su lider chapulenco.

El juego no se dió a más por más trucos que intentaron, ni a los que se postularon,

ni al ungido Barrabás, ni a la mujer del bacá que desbarató el partido, ni a la hermana del ungido, y su tono amenazante, ni al bandido de Amarante con sus cuartos mal habidos.

Si con Domingo Contreras se perdió en la capital, nadie los iba a salvar en la República entera.

La Plaza de la Bandera fue un capítulo tortuoso, para estos facinerosos del entramado estatal, para la Junta Central y para Martínez Pozo.

No les valieron los trucos ni a Julio César Castaños, ni a Saladín el huraño, ni a su grupo de malucos.

En mayo les sale el cuco a todos estos marsupiales, pues si en las municipales el fracaso fue rotundo, ahora se los lleva Cundo cuando sea las generales.

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