Al día de hoy, la lucha contra el tráfico de drogas en el país luce casi perdida. El Estado, con todos los instrumentos a su alcance, no ha logrado disminuir la entrada de drogas ni su consumo, ambas en plena expansión.
Para colmo, la confianza de la ciudadanía sobre la eficacia del Estado para librar esta lucha declina progresivamente, cuando ve que agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) son descubiertos en contubernio con los jefes de los macro y micro carteles de la droga.
Peor aun, cuando se ponen en evidencia los casos en que esos agentes se prestan para colocar drogas a personas para chantajearlas o perjudicarlas moralmente, una maniobra malintencionada para la cual se prestan, vergonzosamente, miembros del ministerio público o jueces venales.
Si la confianza de la ciudadanía frente al trabajo de los entes punitivos llamados a combatir este flagelo sigue decayendo en picada, la lucha antinarcóticos nunca podrá avanzar ni ser exitosa. Hasta ahora, esa es una lucha en el camino del fracaso.
La sociedad percibe, con toda propiedad, que los capos de la droga son intocables, pese a que las autoridades responsables de la inteligencia nacional y del ministerio público aseguran que les dan seguimiento a sus actividades.
¿Y qué gana el país con que se les dé seguimiento sistemático si no se actúa sobre ellos y se les permite, como es el caso del llamado “Rey de la cocaína”, hoy fugitivo de la justicia norteamericana, que operen el negocio a sus anchas, del que sin dudas se benefician con jugosos peajes, autoridades comprometidas en ese vil maridaje con el crimen organizado.
Ni a los delincuentes ni a las autoridades, comprometidas con la causa delictiva, se les apresa, se les persigue y se les condena. El principio de autoridad, por tanto, está vapuleado y devaluado y eso es lo decepcionante.
En un contexto como este ¿cómo hacer creer a la sociedad que el Estado libra, en realidad, una lucha auténtica contra las drogas, si sus principales cabecillas y cómplices siguen actuando en libertad e impunidad, permitiendo que este país sea un almacén de drogas y de consumidores?